En un ambiente desafiante de frío ártico en Laponia, los nuevos modelos de CUPRA se someten a pruebas extremas para garantizar un rendimiento óptimo, más aún en el caso de tratarse de vehículos eléctricos donde no sólo se desarrollan los chasis o se afinan las geometrías, sino que también se somete a una dura carga de trabajo a la batería, motores eléctricos y resto de componente electrónicos.
El último en enfrentarse a las pistas congeladas del norte de Europa fue el CUPRA Tavascan, con el experimentado piloto de ABT CUPRA Formula E, Lucas di Grassi, al volante, con la intención de contribuir a que el CUPRA Tavascan de serie se convierta en un fascinante vehículo deportivo capaz de despertar emociones al volante.
El frío, el viento, la nieve y el hielo fueron los principales obstáculos a superar, tanto para el CUPRA Tavascan como para Di Grassi, quien disfrutó de un desafío completamente nuevo. “He conducido por todo el mundo durante muchos años, pero esta es la primera vez que lo hago en condiciones extremas de hielo” comentó el experimentado probador. Su experiencia como piloto de pruebas y competición añadió un valor extra a las pruebas invernales afianzado el camino de test que lleva el modelo acumulado para conseguir el estándar de la marca en cuando a calidad dinámica.
Desarrollo a menos de 35 grados
Exponer al CUPRA Tavascan a temperaturas extremas por debajo de los -35°C permitió a los ingenieros de CUPRA evaluar su rendimiento en condiciones rigurosas. Di Grassi participó en varias pruebas, incluida la de frenado, aceleración y manejo en superficies congeladas, destacando la capacidad del Tavascan para mantener el control en superficies resbaladizas gracias a su tracción a las cuatro ruedas procedente de las dos unidades eléctricas que emplea la versión VZ, la más potente que se ofrecerá en la gama cuando próximamente se ponga a la venta. El CUPRA Tavascan VZ dispone de un motor asíncrono en el eje delantero con 109 CV y otro asíncrono en el tren posterior con 286 CV, logrando un rendimiento global del 340 CV.
Con sus baterías de 77 kWh, el fabricante anuncia una autonomía de 517 km… pero Di Grassi no ha venido al hielo a comprobar su radio de acción, sino la efectividad del coche y si los reglajes elegidos son reamente satisfactorios para el Tavascan sea la verdadera referencia de la categoría.
Más de 100 ingenieros de I+D de CUPRA pasan por esta instalación ultrasecreta para completar aproximadamente 1.100 días de pruebas, desde noviembre hasta marzo. Entre ellos, el propio Vicepresidente de I+D de CUPRA, el Dr. Werner Tietz, quien supervisa el desarrollo del Tavascan. Estas pruebas son esenciales para ajustar aspectos como el control de estabilidad (ESC) en condiciones de baja fricción y realizar pruebas de durabilidad para optimizar el rendimiento del vehículo.
Con el apoyo de ingenieros y del Dr. Tietz, Di Grassi se sintió acompañado en todo momento y quedó muy satisfecho con la experiencia de conducir por primera vez sobre hielo y nieve. Destacó las sensaciones que transmite el SUV eléctrico en las pistas heladas, describiendo la respuesta del vehículo como “increíblemente precisa y controlable”.