De la era pasada, puede que el motor rotativo sea el hito que más recuerda la marca, y ojo porque ha vuelto como revolucionario concepto, aunque esta vez como motor estacionario para su eléctrico MX-30. Pero en tiempos más recientes, son las tecnologías Skyactiv en gasolina y Diesel las que están marcando el rumbo de la marca.
Algunos de sus más recientes motores, quizás, no son asombrosos ni por potencia específica ni por las sensaciones que pueden transmitir desde el pedal del acelerador, a la solicitud de potencia, aunque son propulsores pensados precisamente para hacer que el motor de gasolina pueda ser inmortal por sus bajas emisiones y cuidado con el medio ambiente. Si un motor es eficiente, además de fiable y con bajo mantenimiento, no hay mejor receta posible poniendo el foco en la sostenibilidad.
Mazda ayer y hoy: motores de gasolina y Diésel siempre revolucionarios
Dentro de ese grupo de motores podríamos incluir a los propulsores de cuatro cilindros de la gama compacta de Mazda, tanto el Mazda 3 como el SUV Mazda CX-30, y más concretamente, con su pareja de motores denominados E-Skyactiv G, con versiones de 122 y 150 CV, o E-Skyactiv X de encendido por chispa y compresión, con un compresor de soplado muy suave y con ¡solo! 186 CV. En ambos casos se trata de motores de 2.0 litros, una cilindrada en realidad ya atípica para conseguir unos niveles de potencia realmente modestos, aunque Mazda persigue la prestación en su estado más global posible, es decir, un equilibrio entre emisiones, bajo consumo y exquisitez de funcionamiento.
Recordemos que en su más reciente generación de motores de 6 cilindros, los que ya equipa el Mazda CX-60 o tendrá el SUV de siete plazas derivado de él, el CX-80, son otra nueva demostración de que Mazda va a contracorriente, sigue fiel a sus principios y, por cierto, demostrando que va por el buen camino. La muestra son motores grandes, esta vez poderosos, pero muy eficientes y con un largo recorrido para adaptarse a normas de emisiones de futuro. Esa familia de motores de seis cilindros en línea, concretamente, está compuesta por el E-Skyactiv D, con 200 o 254 CV, ya a la venta, o el próximo 3.0 litros de gasolina con el que Mazda no solo afirma haber conseguido un rendimiento revolucionario, sino también un sonido y tacto exquisito.
Así es el nuevo 4 cilindros de 2.5 litros y 150 CV
La última creación vuelve a ser un motor de gasolina de 4 cilindros que utilizarán su gama de modelos compactos, sustituyendo al actual 2.0 E-Skyactiv G en sus versiones de 122 y 150 CV. Aunque basado en él, Mazda vuelve a demostrar que a las emisiones se las combate con alta cilindrada, aunque en la receta no puede faltar un diseño de cámaras de combustión y pistones ideal, una sofisticada gestión electrónica que permite tener control absoluto de la inyección y mezcla de combustible, y, cómo no, ayudas adicionales que contribuyan a bajar los consumos. Entre ellas, podemos contabilizar tres estrategias diferentes: un sistema i-Stop de parada y arranque que posiciona los cilindros en un punto exacto para que el arranque cuando el motor vuelve a cobrar vida requiera la mínima energía posible; una microhibridación M-Hybrid de 24 voltios que aporta para el motor térmico en momentos puntuales; y, por último, un sistema de desconexión de dos de sus cuatro cilindros cuando el motor funciona con poca demanda de potencia.
Se trata de un motor sin sobrealimentación, un hándicap en rendimiento pero una ventaja sobre el control de emisiones contaminantes pensando en el futuro, así que en realidad, sus valores de potencia y par no parecen ser cifras para tirar cohetes: solo 140 CV y 238 Nm de par, aunque con una curva más propia de un motor eléctrico que otro de combustión. Porque esa es otra de las claves de este motor en la búsqueda del rendimiento perfecto según la filosofía de Mazda: funcionamiento sedoso, tacto exquisito, refinamiento máximo y respuesta, tal vez no poderosa, pero sí instantánea. Estamos seguros de que estamos ante una delicatessen para aquellos a los que les gustan los motores de gasolina, especialmente los de respiración natural.
Este motor está ligado tanto a un cambio manual como a uno automático. Al menos de momento, y en el caso del SUV CX-30, Mazda no tiene intenciones de volver a utilizarlo con la tracción total. Para este modelo, la marca anuncia una aceleración de 9,7 segundos en el 0-100 km/h en su versión manual, una velocidad máxima de 194 km/h y un consumo de 6 l/100 km, valor que aumenta hasta los 6,6 l/100 km en el caso de la versión automática de seis relaciones.