miércoles, 01, mayo

Hábitos al volante que pueden estropear tu coche

Un coche no es un bloque compacto, sino que está compuesto de muchas piezas. Cada una de estas piezas cumple con una función muy importante en el funcionamiento del vehículo y es importante para que todo esté en perfecto estado y que se convierta en parte de un engranaje que funcione de manera perfecta. Pero a veces hay hábitos al volante que se convierten en un problema y que pueden hacer que el coche tenga problemas en forma de averías.

Si se tiende a realizar esas acciones incorrectas, se puede producir un mal uso o un desgaste acelerado de la pieza afectada por ese uso incorrecto. Así que te vamos a dar unos consejos para que evites realizar esas acciones y hábitos cogidos a lo largo del tiempo que se lleva conduciendo.

El uso del freno

Los frenos se han de utilizar de manera sostenida. No hay que utilizarlos de manera continúa ni de forma brusca. Es mejor adecuar la velocidad y utilizar el freno motor cuando se puede. Si se utiliza de manera incorrecta o brusca, se puede producir un recalentamiento de los mismos y perder efectividad.

No revolucionar el motor

El motor es una pieza que mejora su uso cuando alcanza la temperatura óptima de funcionamiento. Pero esa temperatura la alcanza a su ritmo, no forzando el motor desde el principio. El aceite ha de coger temperatura, sobre todo si hace frío y no está a una temperatura adecuada. Si se inicia la marcha con rapidez, puede ocurrir que la circulación del aceite no sea la adecuada y se produzca una mayor fricción entre los componentes del motor. Es mejor esperar a iniciar la marcha una vez se consiga la temperatura adecuada.

Vigilar el estado de los neumáticos

Esto es algo que se puede hacer de manera muy sencilla. Cada poco tiempo hay que controlar la presión de los cuatro neumáticos y asegurarse de que no hay nada raro en la superficie de los mismos. Hay que evitar circular por carreteras que tengan baches y si no hay más remedio, hay que adecuar la velocidad al estado de la misma. Lo mismo hay que hacer con los badenes que hay en las ciudades, para regular la velocidad de los vehículos que circulan por ellas.

Muchas averías en las suspensiones, los neumáticos y la transmisión son debidos a los baches, badenes y golpes en los bordillos de las aceras. Hay que evitar que estos afecten al vehículo y se mantenga la integridad de estos elementos.

El embrague y la caja de cambios

Aunque son piezas que tienen una larga vida útil, se recomienda no utilizarlas cuando no es necesario. Por ejemplo, al estar en un semáforo no hace falta tener una marcha puesta y el embrague pisado a fondo. Si se deja en punto muerto, no se produce desgaste del embrague y se mantiene en mejor estado. Junto al embrague hay un reposapies. Este permite que se pueda separar el pie del mismo. No cuesta nada volver al pedal cuando hay que cambiar de marcha, así que no va a entorpecer la conducción.

Tampoco hay que conducir con la mano apoyada en la palanca de cambios. La presión sobre la palanca, aunque sea poca, puede llegar a afectar el estado del cambio, lo que puede hacer que la vida útil del mismo se resienta.

Controlar la carga

La carga puede influir en el funcionamiento del coche, así que hay que vigilar su peso y su colocación. Una carga excesiva puede hacer que al coche le cueste más frenar y mantener la estabilidad. Por ese motivo, es mejor no abusar del coche, aunque sea capaz de mantener esa carga.

No apurar el depósito de combustible

El depósito de combustible suele tener un poso de partículas que se producen a causa del combustible. Estas partículas, cuando queda poco combustible, pueden pasar al circuito que lleva hasta el motor y acumularse en los inyectores. Así que esto puede provocar una avería que resulte complicada de arreglar y además, costar bastante.

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