Cuando te pones al volante del coche, es posible que apliques en la conducción alguno de esos vicios que se han ido adquiriendo desde el principio. Sobre todo, si estabas acostumbrado a otro coche, que funciona con unas características muy concretas. El coche nuevo puede parecer igual, pero hay cosas que cambian de un coche a otro.
Hay muchas cosas que pueden variar de un coche a otro y el conductor puede trasladar la costumbre adquirida en la conducción de un coche a otro. Y esto puede convertirse en un error que conlleve serias consecuencias. Por ejemplo, el cambio de marchas puede ser muy diferente entre dos coches. Sobre todo, si se pasa de un coche con motor de gasolina a uno con motor diésel, o viceversa.
Ambos motores son diferentes y pueden funcionar de manera óptima en lo que respecta a las revoluciones por minuto. Hay conductores que se han acostumbrado a conducir con un régimen de revoluciones por minuto altas, manteniendo las marchas cortas. Otros conductores prefieren conducir con marchas largas, manteniendo las revoluciones por debajo de lo recomendado.
Y es que cada motor necesita funcionar a un régimen de revoluciones concreto para ofrecer un funcionamiento óptimo. Por regla general, los motores de gasolina funcionan de manera óptima entre las 2.000 y las 3.500 rpm. En cambio, el motor diésel funciona entre las 1.500 y las 3.500 rpm.
Esto es importante, porque cuando se conduce con más revoluciones de las recomendadas o por debajo de ellas, se pueden producir problemas que conduzcan a una avería que puede llegar a ser grave. No es que se vaya a producir de manera inmediata, pero sí que aumentan las probabilidades de sufrirla.
Conducir de forma eficiente
En el caso de conducir con revoluciones bajas, el motor suele producir vibraciones. Esto, en principio, conlleva que los ocupantes del vehículo viajen más incómodos. Las vibraciones conllevan más ruido en el habitáculo y aumenta la incomodidad. En el motor, también influye.
Hay muchos elementos en el motor que sufren a causa de esas vibraciones. Estas provocan que exista un desgaste más pronunciado y que esas piezas se estropeen antes de lo previsto. Así que hay que procurar siempre mantener las revoluciones dentro del rango aconsejado por el fabricante para evitar un desgaste prematuro.
Hay que cambiar las marchas cuando el coche lo pida. ¿Cómo puedes saber que es el momento de cambiar de marcha? Cada conductor acaba conociendo bien a su coche y sabe cómo funciona y qué está pidiendo en cada momento. Hay que hacer caso a esa sensación y olvidarse de esos vicios adquiridos para conseguir una conducción sostenible, eficiente y que ayude a mantener el coche en buenas condiciones e incluso ahorrar combustible.