El embrague es una de las piezas más importantes para un coche con motor de combustión y cambio manual. Estos son la mayoría de coches que hay en el mercado, aunque cada vez es más común encontrar coches con cambio automático. Y, como todos los elementos importantes de un coche, requieren una atención especial y saber utilizarlo correctamente.
Cuando hay que cambiar el embrague, la factura no suele bajar de los 1.000 euros, así que hay que procurar que dure lo máximo posible. Así que vamos a darte algunos consejos para que te dure mucho tiempo y no tengas que pasar por esa desagradable avería.
Pisar a fondo
Cuando se va a cambiar de marcha, hay que pisar a fondo el pedal del embrague, haciendo que llegue hasta el final de su recorrido. Si no se pisa a fondo, el embrague no cumple con su función y se pueden producir fricciones y cambios de marcha bruscos, que pueden ir desgastando el embrague antes de tiempo.
Si no se llega bien al pedal para pisarlo así, hay que ajustar el asiento según la altura del conductor.
Suéltalo con suavidad
Aunque debas pisar a fondo, no es necesario que lo hagas con excesiva fuerza. Tampoco debes soltar el pedal del embrague de forma brusca. Es mejor que se haga suavemente, para que el embrague no sufra al hacerlo. Si notas alguna vibración al soltar el pedal del embrague, posiblemente se deba a que lo estás haciendo de forma muy brusca.
Coordina el cambio de marchas con el pedal del embrague
Es ocasiones se acciona el cambio de marchas con demasiada rapidez y el embrague no está pisado hasta el final de su recorrido. Esto provoca un mayor desgaste y hace que el embrague pueda sufrir daños.
No apoyes el pie en el embrague
El pedal del embrague solo se debe de pisar cuando se va a cambiar de marcha. Si se lleva el pie sobre el pedal de forma continua, se puede pisar accidentalmente y provocar que se active el mecanismo accidentalmente, lo que puede provocar fricciones y roces involuntarios. Evita también poner la mano sobre el pomo del cambio de marchas cuando no se va a cambiar de marcha, porque esa presión continúa puede llegar a afectar a su mecanismo.