Jeep llevaba tiempo insinuando su golpe sobre la mesa en el 4×4 eléctrico y el Recon 2026 materializa esa promesa con un planteamiento que rehúye el “crossover elevado” para volver a la raíz: capacidad real fuera de asfalto, modularidad de carrocería y un tren motriz que aprovecha el par instantáneo de la electrificación para ganar precisión donde más importa. Es el primer Jeep totalmente eléctrico con certificación Trail Rated, creado sobre una arquitectura BEV específica, con tracción total eléctrica de serie, dos motores eléctricos de 250 kW cada uno, 650 CV y 840 Nm, y un 0–100 km/h en 3,6–3,7 s según versión. La autonomía estimada se mueve entre 400 y 450 km en función de neumático, desarrollo y calibración energética. En la gama Jeep, Recon no sustituye a nadie: se posiciona como icono eléctrico de capacidad pura, por encima del marketing y alineado con los valores de libertad, aventura y durabilidad que han definido a la marca.

Arquitectura BEV y 4×4 eléctrico: par al instante, control real
Más allá de la cifra de potencia, el Recon convence por cómo la entrega. La tracción 4×4 eléctrica permite dosificar el par con una fineza inédita en roca o arena, y el bloqueo electrónico del diferencial trasero fija el empuje a ambas ruedas cuando la adherencia se rompe. El calibrado del acelerador se ha afinado para que el conductor “pinte” el terreno con el pie derecho. No hay retraso de motor térmico, no hay esperas. La versión Moab afila todavía más el objetivo porque relación final está menos desmultiplicada en el eje posterior, para amplificar así el par a muy baja velocidad y dispone además de elmentos de transmisión reforzados para digerir esos 840 Nm sin fatiga mecánica. La batería de 100 kWh y 400 V va encapsulada entre largueros y protegida por planchas de acero de alta resistencia. El Selec-Terrain ofrece cinco modos —Auto, Sport, Snow, Sand y Rock (exclusivo Moab)— con ajustes de software específicos, mientras que el Selec-Speed gobierna subidas y bajadas para que el concentre sólo en conducir por donde debe.

Trail Rated en clave cero emisiones: cifras, geometrías y versión Moab
Un Jeep no es Jeep sin números que lo respalden. El Recon Moab monta neumáticos de 33 pulgadas, logra 23,9 cm de altura libre al suelo, 34° de ángulo de ataque, 23,5° ventral y 34,5° de salida; no hablamos de un SUV urbano maquillado. En asfalto, la entrega lineal y el silencio de marcha cambian la experiencia porque traslada la contundencia del 0–100 en 3,6–3,7 s a una conducción más descansada, con menos vibraciones y una dirección que se acomoda mejor al terreno. Frente a un Rivian R1S o un GMC Hummer EV SUV, el Recon se sitúa en la parcela Jeep: menos “tanque tecnológico”, más herramienta auténtica con modularidad práctica y el toque lúdico de la marca. Y frente a los térmicos puros, aporta la capacidad de trepar al ralentí eléctrico con una finura casi de trial, además de acceso libre a ZBE y menores necesidades de mantenimiento.

Cabina modular y tecnología Uconnect 5: 26” de pantallas y funcionalidad Jeep
El interior evita la caricatura “tech” y apuesta por la función: diseño horizontal con asa de sujeción para el acompañante, rail modular sobre el salpicadero para anclar cámaras o navegadores externos, paneles de puerta modulares con correas y bolsillos intercambiables, y una consola de dos niveles con carga inalámbrica arriba y pasacables a un hueco inferior útil de verdad. En cifras de uso, hay 1.865 litros con la segunda fila abatida y un frunk de 85 litros que se traga una maleta de cabina. El audio Alpine de serie se reubica bajo los asientos para seguir sonando con las puertas desmontadas; los materiales reciclados en asientos, puertas, techo y suelo dan coherencia con el tren motriz, y la ambientación Joshua Tree Tan de la Moab añade carácter sin caer en el camuflaje fácil. A nivel digital, suma 26 pulgadas combinadas de pantalla (cuadro 12,3” y táctil 14,5”, la mayor jamás vista en un Jeep), Uconnect 5 con menús claros y mandos físicos críticos donde deben estar. Y más allá del infotainment, trae de serie más de 170 funciones de seguridad, la app Trails Offroad con mapas de inclinación y balanceo, Alexa, páginas BEV para gestionar carga y un mapeo de autonomía dinámica de TomTom que planifica paradas con lógica cuando el terreno y la meteorología aprietan.

Jeep no olvida su libro de estilo y es por ello que viene caracterizado con parrilla iluminada de siete ranuras, luces diurnas en U, techo panorámico doble o Sky One-Touch, portón trasero abatible con rueda de repuesto de tamaño completo y, sobre todo, la posibilidad de quitar puertas, cristales laterales traseros y portón sin herramientas. Es el único SUV 100% eléctrico que ofrece esa experiencia al aire libre con esta sencillez; libera la conducción sensorial que siempre ha distinguido a la marca y, a la vez, recuerda al cliente por qué compra un Jeep y no otro BEV.

En lo industrial, la hoja de ruta es concreta: producción en Toluca a principios del próximo año, EE. UU. y Canadá como primeros mercados y expansión global en el cuarto trimestre. La versión Moab se quedará en Norteamérica como tributo a sus raíces y a su público más puro, pero el Recon nace con vocación mundial y encaje claro en un segmento que empieza a poblarse de propuestas eléctricas con ambición off-road.

































