BMW no suele usar la palabra “revolución” a la ligera. Prefiere hablar de precisión, de evolución técnica, de placer de conducción. Sin embargo, con el nuevo iX3, primer modelo de la Neue Klasse, se permite un gesto de orgullo: este coche no solo sustituye al anterior, reescribe las bases del SUV eléctrico premium. Desde la batería hasta el software, pasando por la carga, la electrónica y el habitáculo, todo es nuevo. Y lo importante es que no hablamos de una suma de innovaciones, sino de un sistema completo, pensado para funcionar como un todo.
Una batería que se convierte en chasis
La batería del iX3 es el corazón de esta transformación. BMW ha apostado por un formato de celda cilíndrica, de 46 milímetros de diámetro, que mejora densidad energética y resistencia térmica. Pero el salto de verdad está en la integración: las celdas se ensamblan directamente en el paquete, y el propio paquete se convierte en parte del piso del coche. De este modo, la batería no solo almacena energía, también aporta rigidez estructural, reduce materiales, aligera el conjunto y permite un suelo plano. Gracias a este planteamiento, el iX3 ofrece 108,7 kWh útiles y una autonomía homologada de hasta 805 km WLTP, con un consumo optimizado un 20 % menor respecto a la generación anterior.
Carga ultrarrápida: de la teoría al uso real
El gran titular del iX3 son sus 400 kW de potencia de carga en corriente continua. Cifra que, traducida a la práctica, significa poder sumar 372 kilómetros de autonomía en solo 10 minutos. Y lo mejor es que no depende de encontrar siempre un cargador de última generación: gracias a una electrónica de conmutación propia, también en postes de 400 V mantiene tasas altas, sin necesidad de convertidores externos. El coche, además, prepara la batería antes de la parada, regula la temperatura y el estado de carga para alcanzar esos números de forma repetible. Y en la consola central, el conductor ve en tiempo real la curva de potencia y el tiempo restante, como si de un indicador de repostaje se tratara.
La experiencia de carga está llena de pequeños gestos que aportan comodidad: la tapa se abre sola cuando detecta que llegas a un punto habitual, el cable se guarda en un compartimento específico bajo el capó delantero, y la planificación de ruta incluye no solo el tiempo de la parada, sino también su coste, la ocupación del poste y los servicios cercanos.
El coche que también devuelve energía
El iX3 está diseñado para integrarse en la vida eléctrica del conductor, no solo para moverse. Puede alimentar dispositivos externos (V2L), dar soporte a la vivienda (V2H) o incluso verter electricidad a la red (V2G). Con el nuevo Wallbox DC Professional, el coche se convierte en una batería doméstica de hasta 11 kW, capaz de almacenar excedentes de energía solar durante el día y devolverlos por la noche, o participar en programas de red inteligente. Así, el coche pasa a ser parte del ecosistema energético del hogar, con retorno económico y ambiental. Una novedad que hasta ahora se veía en prototipos, y que aquí llega industrializada para 2026.
Potencia y eficiencia bajo batuta digital
Dos motores —uno trasero síncrono de excitación y otro delantero asíncrono— suman 469 CV y 645 Nm, suficientes para un 0 a 100 km/h en 4,9 segundos. Pero la verdadera novedad no está en los números, sino en cómo se gestionan. El ordenador central, al que BMW llama “Heart of Joy”, coordina propulsión, regeneración, dirección y freno mecánico como un director de orquesta. Esto permite que el coche se detenga con suavidad casi siempre solo con la recuperación eléctrica, reduciendo desgaste de frenos. Además, estrena un concepto único: los “frenos simbióticos”, que hacen que las asistencias actúen de la mano del conductor, incluso cuando este interviene suavemente.
El resultado es una sensación de control muy BMW: tecnología avanzada, sí, pero al servicio de la conducción, no en contra de ella.
Electrónica zonal: menos cables, más inteligencia
El iX3 sustituye la maraña de centralitas y kilómetros de cable por una arquitectura zonal que reparte la gestión eléctrica en cuatro áreas del coche. Esto reduce cableado en un 30 % y da paso a una red gobernada por cuatro ordenadores de alto rendimiento —los “supercerebros”—: uno para dinámica, otro para conducción automatizada, otro para infoentretenimiento y un cuarto para funciones de confort. Gracias a esta base, las actualizaciones a distancia (OTA) ya no serán retoques menores, sino que podrán transformar el comportamiento del coche, añadir funciones de conducción o refinar la gestión energética.
Habitáculo: ultratecnología, pero con calidez
Entrar en el iX3 es entrar en la Neue Klasse. El salpicadero es minimalista, con superficies textiles retroiluminadas y un diseño flotante que evita la sensación de exceso. La gran protagonista es la Panoramic Vision, una proyección continua de datos a lo largo del parabrisas que se combina con un Head-Up Display 3D opcional. Todo ello se refuerza con una pantalla central de 17,9 pulgadas, en la que los menús han sido reorganizados con lógica clara y mandos hápticos en el volante. El asistente de voz ahora entiende frases naturales y puede aprender rutinas: programar la climatización al salir del trabajo, recomendar cargadores según precio o ajustar la iluminación ambiental según la hora.
Los asientos de nuevo diseño y materiales sostenibles elevan la calidad percibida, mientras que la iluminación ambiental se integra en tejidos y molduras, creando un ambiente más envolvente. El resultado no es solo digital, también cálido: un equilibrio entre tecnología y habitabilidad que se percibe como un verdadero salto generacional frente a los actuales BMW eléctricos.
Seguridad y asistencia: cooperación, no sustitución
El iX3 estrena el Motorway & City Assistant, homologado según la normativa más reciente. Permite conducción manos libres hasta 130 km/h en autopista, reconocimiento de semáforos en ciudad y cambios de carril confirmados con un simple gesto de la mirada. La filosofía es clara: el coche no toma el control para expulsar al conductor, sino que coopera con él. De ahí el concepto de conducción simbiótica, donde la tecnología asiste sin invadir, una forma de mantener el ADN BMW incluso en la era de la automatización.
El iX3 se fabricará en Debrecen (Hungría), la primera planta de BMW que no emplea combustibles fósiles. La marca asegura una reducción del 34 % de emisiones de CO₂ en todo el ciclo de vida frente al iX3 actual, con un uso masivo de materiales secundarios: hasta un 80 % de aluminio reciclado en piezas clave y un 30 % de plásticos secundarios. Y como no podría ser de otra manera, El BMW iX3 no es un simple relevo del X3 eléctrico, sino el inicio de una nueva era. Es el manifiesto tecnológico de la Neue Klasse, con innovaciones que dejan de ser prototipo y pasan a ser coche de serie: carga a 400 kW, batería estructural, electrónica zonal, bidireccionalidad energética y un habitáculo digital integrado con calidez.
El listón del SUV eléctrico premium se ha movido, y lo ha hecho hacia adelante. Y quien quiera competir con BMW en la segunda mitad de esta década tendrá que hacerlo jugando en este mismo terreno.