El próximo 1 de julio de 2025 marca un hito en la movilidad española: entra en vigor la esperada reforma del Reglamento General de Circulación que incluye una profunda revisión del catálogo oficial de señales de tráfico. Esta modificación, aprobada recientemente por el Consejo de Ministros, moderniza un sistema que llevaba más de dos décadas sin renovarse y responde a los profundos cambios sociales, tecnológicos y de movilidad del país.
¿Por qué se cambian las señales?
La señalización vial no es solo una cuestión estética: es el lenguaje que ordena la circulación en nuestras carreteras y ciudades. Con nuevas formas de movilidad —como los patinetes eléctricos o las bicicletas compartidas— y tecnologías como los vehículos automatizados, era evidente que el sistema debía adaptarse.
El objetivo principal de esta reforma es doble: por un lado, mejorar la comprensión y eficacia de las señales en todo el territorio nacional; por otro, garantizar que transmiten un mensaje claro y universal, alineado con los principios de la Convención de Viena sobre Señalización Vial.
¿Qué cambia exactamente?
A partir del 1 de julio de 2025, se incorporará un nuevo catálogo oficial con numerosas nuevas señales, otras tantas modificadas y muchas eliminadas por quedar obsoletas. Entre los cambios más destacados:
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Nuevas señales para vehículos de movilidad personal (VMP) como patinetes eléctricos.
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Modernización de pictogramas: los símbolos de bicicletas, trenes o pasos a nivel se rediseñan para ser más intuitivos.
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Eliminación de connotaciones de género en los símbolos, en favor de un lenguaje visual más inclusivo.
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Mayor visibilidad y tamaño optimizado de las señales para facilitar la fabricación sostenible.
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Nuevas señales de aparcamiento, combustible alternativo y zonas urbanas pacificadas.
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Revisión de señalización circunstancial y semafórica, así como de los balizamientos temporales.
¿Qué señales nuevas veremos?
Algunas de las novedades más llamativas incluyen:
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Señal específica para patinetes eléctricos: que delimita las zonas por las que pueden o no circular.
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Señales para zonas de bajas emisiones (ZBE): ya implantadas en algunas ciudades, pero ahora con regulación nacional.
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Indicadores de nuevos combustibles: como hidrógeno o carga eléctrica.
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Nuevas señales de advertencia para situaciones que antes no estaban contempladas, como zonas compartidas entre peatones y VMP.
Además, muchas señales tradicionales cambian su diseño para adaptarse a un lenguaje más moderno y eficaz. Por ejemplo, los pasos a nivel sin barrera, los ciclistas o incluso la icónica señal de «niños» se redibujan con trazos más actuales e inclusivos.
¿Cómo y cuándo se implementarán?
Aunque la norma entra en vigor el 1 de julio de 2025, el cambio no será inmediato en las calles. Se realizará de forma progresiva, aprovechando los ciclos naturales de renovación de señales para reducir costes y evitar un impacto excesivo en los presupuestos de ayuntamientos y administraciones.
En cuanto a las señales que desaparecen del catálogo, la norma establece un plazo de un año para su retirada definitiva. Durante ese periodo, deberán ser eliminadas para evitar contradicciones o inseguridad jurídica.
¿Afecta a los exámenes de conducir?
Sí, pero con matices. Las nuevas señales no aparecerán en los exámenes teóricos de forma inmediata. Se concederá un plazo mínimo de tres meses tras la entrada en vigor para actualizar manuales y dar tiempo a que los aspirantes se preparen adecuadamente. Es decir, no será hasta el último trimestre de 2025 cuando los futuros conductores tengan que estudiarlas.
Una señalización más humana e inclusiva
Uno de los aspectos más innovadores de esta reforma es su enfoque inclusivo y sostenible. No solo se busca mejorar la visibilidad o adaptarse a nuevas tecnologías, sino también eliminar connotaciones de género y fomentar un entorno más amable para todos los usuarios: peatones, ciclistas, conductores y personas con movilidad reducida. Esto se traduce en símbolos más neutros, señales diseñadas pensando en todos los perfiles de usuario y tamaños optimizados para reducir el impacto ambiental de su fabricación.
En resumidas cuentas, la nueva señalización supone un avance necesario hacia una movilidad más moderna, segura e inclusiva. Aunque los cambios no serán visibles de inmediato, sí marcan un cambio de paradigma que afectará tanto a la circulación como a la manera en que entendemos y compartimos el espacio público. La DGT, junto con los Ministerios del Interior y Transportes, busca con esta reforma ofrecer una respuesta a los desafíos del presente y del futuro en materia de movilidad. Y como cualquier lenguaje, el de las señales también necesita evolucionar para seguir siendo útil.