Cada año, miles de personas pierden la vida o resultan heridas en nuestras carreteras. Aunque a veces se habla de factores externos como el clima o el estado de las vías, la realidad es clara: la mayoría de los accidentes de tráfico son evitables, y el factor humano —es decir, el comportamiento del conductor— juega un papel fundamental.
El conductor: pieza clave en la seguridad vial
Los vehículos actuales están equipados con avanzados sistemas de seguridad: frenos ABS, control de estabilidad, airbags, asistentes de frenado… Pero ninguna tecnología puede sustituir a una conducción responsable y atenta. La mayoría de los siniestros de tráfico se producen por errores humanos que podrían haberse evitado.
¿Qué dicen los datos?
Según el informe oficial de la Dirección General de Tráfico (DGT), en 2024:
- Se registraron 1.040 siniestros mortales en vías interurbanas.
- El total de personas fallecidas fue de 1.154, mientras que 4.634 resultaron heridas y requirieron hospitalización.
- Las principales causas fueron:
- Distracciones al volante
- Exceso de velocidad
- Conducción bajo los efectos del alcohol o las drogas
- No uso del cinturón de seguridad
Fuente: Informe anual de siniestralidad vial 2024 – Dirección General de Tráfico (DGT)
Estos datos dejan claro que el comportamiento del conductor es determinante en la mayoría de los accidentes.
Factores de riesgo que dependen del conductor
Entre los errores más comunes y peligrosos al volante encontramos:
- Exceso de velocidad: aumenta la gravedad de cualquier accidente y reduce el tiempo de reacción.
- Distracciones: mirar el móvil, manipular la radio o el GPS, o simplemente perder la atención en la vía.
- Alcohol y drogas: incluso pequeñas cantidades afectan a la capacidad del conductor en la conducción.
- Fatiga y somnolencia: especialmente en trayectos largos, pueden ser tan peligrosas como el alcohol.
- Desobedecer señales: saltarse un semáforo, no respetar una prioridad o una norma básica de circulación.
Todo esto se puede evitar
La buena noticia es que estos factores dependen directamente de nosotros. Cada conductor puede aportar seguridad al tráfico adoptando una actitud responsable:
- Respetar los límites de velocidad y adaptarse a las condiciones del entorno.
- Evitar cualquier tipo de distracción: al volante, el 100% de la atención debe estar en la conducción.
- No consumir alcohol ni otras sustancias antes de conducir.
- Descansar adecuadamente, especialmente en viajes largos.
- Mantener el vehículo en buen estado y revisar periódicamente frenos, luces, neumáticos y niveles.
Conclusión: los accidentes no son cuestión de azar
La mayoría de los accidentes de tráfico no ocurren por mala suerte, sino por decisiones equivocadas que pueden evitarse. Conducir con responsabilidad, atención y prudencia marca la diferencia entre llegar seguro o poner vidas en peligro.
La seguridad vial empieza por uno mismo. Cada decisión al volante cuenta.